La derecha sueña con una ciudad atestada de turistas y lo venden con el anzuelo de que si se llenan los bares nos salvamos tod@s.
Que ocurra como en otras ciudades donde las presiones (cuando no coacciones) a familias para que abandonen pisos que puedan pasar al sector turístico- servicios, o que barrios enteros sean por y para el turismo, arrancando la identidad histórica de la zona, no solo no les importa sino que aplauden en nombre del progreso (y el bolsillo).
Por ello, se arrejuntan con promotores y empresarios del sector, para que no se regule nada, para que sea la ley de la selva. En eso son catedráticos.