Que a todas y todos se nos ha olvidado alguna vez salir sin mascarilla a la calle es algo bastante evidente. Y no por eso somos negacionistas ni terroristas, sólo somos personas con nuestras virtudes y nuestros defectos (uno de ellos es tener la cabeza a las tres de la tarde).
El caso es que quien más y quien menos se ha encontrado en situaciones en las que rozamos lo “ilegal” ante estas normas sanitarias que cambian día sí día no y a las que nos sigue costando trabajo acostumbrarnos. Y los personajes públicos no son una excepción. Sin ir más lejos, el propio alcalde de la ciudad, José María González Kichi, ha sido “víctima” de esos despistes durante la tarde de este viernes cuando llegaron a congregarse siete personas en la mesa de un bar cuando la normativa actual permite un máximo de seis.
Tal y como el propio alcalde ha manisfestado en redes sociales, asume el error y actúa en consecuencia: “En la tarde de ayer me tomaron una fotografía con otras seis personas en la mesa de un bar. Fue un descuido de sólo unos minutos, llegó una visita, se sentó a nuestro lado y no nos percatamos de que éramos uno más de lo permitido hasta unos diez minutos después, que enmendamos el error. Pero no hay excusa. Me equivoqué, me disculpo y asumo todas las consecuencias.
Por eso, ya me he puesto en contacto con la Policía Local para abonar voluntariamente la cuantía de la multa. Una cantidad que pagaré con mi sueldo, que sigue siendo el mismo de siempre, el sueldo de profesor.
Primero, porque no es justo que cargue con la responsabilidad y el pago el propietario del bar. Bastante tienen ya encima como para que encima tenga que asumir los descuidos de los demás. Él había preparado las mesas para un máximo de seis, hizo lo correcto.
Y segundo porque, aunque un descuido lo pueda tener cualquiera, los representantes públicos debemos tener una conducta ejemplar siempre. En cada minuto. En cada momento. No ha sido así. Por tanto, pago la infracción como lo han hecho en este contexto muchos vecinos y vecinas. Sin privilegio ninguno.
Reitero mis disculpas y vuelvo a pedir perdón. No estamos para despistes en un momento de pandemia en el que es necesario poner la salud y la seguridad como absoluta prioridad.”
Ante lo ocurrido se presentan dos escenarios posibles: lapidarlo como si de un hereje se tratase o darle un toque de atención ya que, como alcalde de la ciudad, debe predicar con el ejemplo.
La multa será pagada y nadie ha resultado herido. Ya veremos quiénes se ponen en uno u otro escenario durante los próximos días…