Pues si. Llegó el final del Carnaval atípico 2022. Un carnaval que pasará a la historia por haberse celebrado fuera de fecha y por ser reflejo de que todo está cambiando.
Y es que, si bien uno de los pilares de esta fiesta como es el Carrusel de Coros se ha tambaleado en esta edición a golpe de calle vacía, actividades paralelas como los conciertos en Plaza San Antonio o el fin de fiesta en Puerta de Tierra han llenado de diversión la ciudad. Un reflejo de que los hábitos están cambiando y de que tira más escuchar a Tanxugueiras o una sesión de DJ Lollypop que ver las bateas lanzando coplas.
Pero empecemos por el principio….
Como en la fábula, lo haga como lo haga, Kichi siempre saldrá criticado.
Érase una vez un burro, un anciano y un niño que paseaban por la calle. El niño, a lomos del burro, seguía al anciano en su camino cuando, al cruzarse con un grupo de personas mayores, escucharon “hay que ver, es increíble que el anciano tenga que ir andando y el niño sobre el burro cómodamente”… El anciano, tras escuchar esas palabras, decidió cambiar los papeles y montarse sobre el burro mientras que era el niño quien encabezaba la comitiva. Al poco rato y tras cruzarse con otro grupo de personas el anciano escuchó con voz crítica “hay que ver, es increíble que el viejo vaya sobre el burro y deje al niño tan pequeño ir andando por la calle”…
Tras el manifiesto fracaso del carrusel de coros de este carnaval 2022 las críticas se ceban contra quien, en su momento, pretendió salvar el carnaval.
El pobre anciano, un poco perplejo y tras escuchar ambas opiniones optó por otra opción: ir los dos a lomos del burro. Apenas 100 metros después otra crítica llegó a oídos de nuestros protagonistas: “hay que ver, es increíble que vayan los dos tan tranquilos sobre el burro y el pobre animal esté que no puede con su alma, es indignante”..
Tras estas palabras el anciano tomó la que consideró en ese momento la mejor decisión posible: ir los dos andando y llevar al burro detrás. Pero nada más lejos de la realidad, otro grupo de personas le increpó “hay que ver, es increíble lo de estos animalistas. El burro tan tranquilo y el anciano y el niño andando delante haciendo el camino. Es indignante”…
Tras esto el anciano se detuvo, miro atrás y pensó: “lo hagas como lo hagas, siempre saldrás criticado”.
Salvando las distancias, algo así es lo que le ha pasado al alcalde de la ciudad con este asunto del Carnaval y la fecha de celebración. Tomó una decisión en su momento provocada por la situación sanitaria que estaba atravesando no sólo Cádiz, sino todo el país con el objetivo de intentar darle una segunda oportunidad a nuestra Fiesta y no quedarnos sin Carnaval este 2022. Una decisión atrevida que contó con muchos detractores, gente a la que eso de cambiar el carnaval de fecha no le parecía algo natural. Y es cierto, el carnaval de Cádiz va unido intrínsecamente al mes de febrero. Y es tan cierto como que otras ciudades que optaron por no mover sus carnavales de fecha tuvieron que abdicar ante el temor de una nueva ola de COVID-19 allá por el mes de febrero.
Y como en el método heurístico para obtener conocimiento de ensayo y error, se trasladó el carnaval al mes de Junio.
Se optó por trasladar el carnaval al mes de junio con la esperanza de que el COVID no lo tumbara sin saber, como no podía ser de otra manera, cuál sería el resultado final.
Y al final tenemos el resultado: un carnaval atípico que en líneas generales ha dejado buen sabor de boca, buenas agrupaciones y coplas para el recuerdo. Un carnaval que ha dejado en la cuneta al Carrusel de Coros y que ha puesto sobre la mesa los intereses y los gustos de las nuevas generaciones que prefieren a Tanxugueiras o DJ Lollypop a una caravana de bateas lanzando coplas. Y aquí no vale hablar de calor o de fechas, que la misma temperatura hace en los aledaños del Mercado Central que en la Plaza San Antonio.
Llegados a este punto cabe preguntarse si también le echamos las culpas al equipo de gobierno de que la gente no haya salido a la calle o de que los gustos estén cambiando, de que los conciertos hayan tenido más tirón que el carruselo de que no se haya vivido el carnaval en las calles como otros años.
Y para terminar de forma atípica, como no podía ser de otra forma, el fuerte viento de levante del domingo salva al dios Momo y a la bruja Piti de las llamas… Un viento que, afortunadamente para quienen hemos ido a Puerta Tierra a despedir el Carnaval 2022, no ha impedido ni la actuación de DJ Lollypop ni el gran espectáculo pirotécnico que ha puesto el broche final a estos carnavales. Un fin de fiesta que ha reunido a gente de todas las edades alrededor de una sesión de house y tecno al más puro estilo Tomorrowland y que ha hecho olvidar, al menos durante un par de horas, toda crítica y posible desencanto con este carnaval.
Bye Carnaval 2022…