Vaya por delante que condenamos cualquier tipo de violencia. Y cuando decimos cualquier tipo de violencia, nos referimos precisamente a eso, a cualquier violencia física, psíquica, económica, política o de otra índole.
No puede reducirse una jornada de huelga a un piquete o a un altercado con los antidisturbios. Hay que mirar un poco más allá, hay que sentir una mínima empatía con quienes luchan por sus derechos, por el sustento familiar y por no ser pisoteados por un grupo de mercenarios que solo ven números, beneficios económicos, políticos o vete tú a saber …
Que Cádiz sea el único lugar de Europa en el que se va a cerrar una factoría deja perplejo a propios y extraños. A propios porque no cabe en cabeza humana que la empresa alegue pérdidas cuando los beneficios anuales son brutales y cuando se ha hecho recientemente una inversión mastodóntica para abrir una factoría en Getafe. A extraños porque, aún siendo de Madrid, quien tenga dos dedos de frente es capaz de oler la chamusquina desde lejos. Y como aquí somos gaditanos y no japoneses (con todos los respetos a la nación nipona) no se va a hacer huelga a la japonesa. Se va a hacer como sabemos hacerla: en plan cruzada contra un “enemigo” totalmente ajeno a la realidad social de nuestra provincia y que es partícipe activo de un sistema capitalista carente de sentimientos y del más mínimo respeto hacia quienes, a fin de cuentas, le hacen ganar dinero.
Condenamos cualquier tipo de violencia, sí. Condenamos la violencia mostrada por organismos públicos que abanderan la industrialización de la provincia pero que, a las primeras de cambio, esconden la cabeza bajo tierra como avestruces malcriados. Llámese Junta de Andalucía, llámese Gobierno de España, ninguno de los dos ni de tantos otros son, en estos momentos, ni representantes ni merecedores de la confianza que un día depositaron cientos y miles de gaditanas y gaditanos hipnotizados por falsas promesas y grandes equipos de márketing vendedores de humo con forma de estabilidad económica y progreso.
Dice hoy el alcalde de Cádiz en redes sociales “Ni son criminales, ni son delincuentes, ni son “cuatro jóvenes exaltados”, como decían ayer en el programa de Ana Rosa o en algún medio afín a los privilegiados. Son padres y madres de familia que luchan por poner un plato de comida sobre la mesa…“.
Razón no le falta a Kichi. Quienes ven peligrar su sustento tienen claro que es la hora de ir a las trincheras y luchar por unos derechos légitimos con la fuerza que da la responsabilidad y el amor propio. Unos derechos ganados a golpe de sudor y años de trabajo que, durante generaciones, han sido fuente de riqueza para toda una ciudad, para toda una provincia.
Es hora de luchar. Es hora de defender los legítimos derechos laborales. Es hora de enfrentarse a quienes no paran de disfrutar de ayudas públicas alegando pérdidas. Es hora de ser Cádiz y no Japón.