Desde los medios del régimen ya están señalando (faltaría más) a través de sus opinólogos, la actitud violenta de los trabajadores del metal en Cáidz. Ellos, en sus tertulias y desinformaciones habituales. nos indican qué es violencia y que no. No es, que no suban el salario de acuerdo al IPC, ni la temporalidad, ni la inestabilidad, ni el miedo a perder el empleo y tener que emigrar con la familias, pero sí es violencia, en cambio, quemar neumáticos y responder a las pelotas de goma de los antidisturbios.
Ellos manejan las verdades de acuerdo a los intereses de la clase dominante. La violencia nunca se genera de arriba a abajo, es su consigna para que el status quo ni se toque. Sin embargo, lo que está ocurriendo en Cádiz, como en otros lugares semanas antes con características similares de lucha obrera, es de una trascendencia social enorme, es mantener el hilo rojo con la historia de las luchas que en ese lugar han ocurrido para mayor gloria de los intereses de los trabajadores.
Un ejemplo que el conjunto de la Bahía de Cádiz aplaude y apoya, como puede verse en el paso de los manifestantes por las calles, con aplausos y vítores. En este contexto, los dirigentes políticos y sindicales son conducidos por la senda que marca la clase obrera organizada y sin temor. Por eso, a los enemigos de clase les duele, no quieren que el ejemplo se extienda y mandan y mandan policías de otras provincias para atajar la hemorragia. Su consigna es que la lucha de clases no existe o por lo menos que no se vea.
Y es que, como ya decíamos anteriormente, esto es Cádiz, no Japón. Y si quieren huelga a la japonesa, que vayan cerrando los ojos para probar a despertar…