Lo de hoy en el Congreso es para hacerse de un paquete de palomitas y plantarse delante de la tele a ver una película de las que aburren, de las que dejan al sueño por delante del escaso interés que suscita un teatro de esta índole.
Y es que mientras los mandatarios de VOX siguen el guión marcado por su departamento de marketing miran de reojo a esa sentencia dictada hace pocos días por el Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea que ilegalizaría su partido y los dejaría fuera del circo. Una sentencia que avala la disolución de organizaciones de extrema derecha por la utilización de sus derechos y libertades para destruir los valores que alumbran a las sociedades democráticas. Ahí es nada…
Mientras sí, mientras no, idas y venidas continuas de los actores y actrices de la política más arcaica de este país a un estrado en el que, eso sí, demuestran muy, pero que muy bien, que eso de la lectura lo tienen más que controlado.
VOX vs PP o PP vs VOX. Total, el orden de los factores no altera el producto y este producto es la derecha más nociva y envenenada, la que se defiende y ataca como niños de patio de colegio al grito de “yo soy más franquista que tú”, la que se dedica a sacar trapos sucios y dejar en estado de letargo a quienes osan seguir esta moción de censura en directo.
Una jornada política “sin chicha ni limoná” como la de hoy se merecería, al menos, personajes verdaderamente terroríficos: quizás Abascal como El Muñeco Diabólico y Casado como Freddie Kruguer. Al menos así sí merecerían un paquete de palomitas.